Aunque puede que haya pensado que la diferencia entre los «badenes» y los «badenes» es mera terminología, en realidad se trata de dos soluciones diferentes para calmar el tráfico con varios aspectos distintivos de aspecto, diseño y aplicación. A continuación le ofrecemos una guía con las principales diferencias entre estas dos opciones.
Los badenes o reductores de velocidad se utilizan desde hace tiempo en los aparcamientos para que los vehículos reduzcan su velocidad. Así se reducen los peligros para los peatones, ya que se pretende mantener la velocidad de los vehículos en unos ocho kilómetros por hora. La corta distancia que hay que recorrer para cruzar un badén garantiza una sacudida repentina del vehículo al pasar por encima de cada eje, lo que anima a los conductores a reducir la velocidad para evitar molestias.
Los badenes, en cambio, tienen una función de desaceleración más suave. El tráfico puede seguir circulando con seguridad a quince o veinticinco millas por hora donde existen badenes. Por ello, los badenes se utilizan en las carreteras públicas, aunque sobre todo en zonas residenciales donde el límite de velocidad es bastante bajo. Los badenes también se utilizan ocasionalmente en este tipo de carreteras, pero pueden obstruir el flujo del tráfico, por lo que suelen reservarse para las carreteras privadas y los aparcamientos.
La razón de estas diferencias de uso radica en las diferencias de diseño. Los badenes ralentizan más el tráfico porque su mayor altura (15 centímetros) ofrece un bache mucho más brusco que el de un badén de tres o cuatro centímetros. Además, el badén suele ser lo suficientemente largo como para que los cambios de altura de la calzada se perciban de uno en uno y no simultáneamente. Como resultado, el badén proporciona dos movimientos relativamente suaves en lugar de la sacudida que produce un badén.
El proceso de instalación es muy similar tanto para los badenes como para los montículos, aunque hay una diferencia en el tiempo de instalación porque un montículo cubre más superficie de la carretera. Sin embargo, hay diferentes procesos de instalación según el tipo de material que se utilice.
Los dispositivos de goma o plástico, que tienen más cesión y son menos propensos a dañar los vehículos, se instalan atornillando una pieza preformada a la carretera. Los de asfalto tradicional se instalan colocando capas de asfalto con la forma adecuada hasta alcanzar la altura deseada.
Debido a la densidad del asfalto cuando se coloca en capas, hay poca cesión, lo que hace que sea más eficaz a la hora de frenar el tráfico, aunque hay un ligero aumento de la probabilidad de daños a los vehículos que pasan por encima sin frenar.
Las variables meteorológicas pueden afectar a la aplicación y al rendimiento tanto de los badenes como de los resaltos. Por ejemplo, ambos pueden ser más difíciles de ver en la oscuridad o con tiempo lluvioso o inclemente. Pero su aplicación con mal tiempo es otro factor diferenciador, porque no son iguales cuando hay nieve en el suelo. Ambos son una molestia para las quitanieves, pero los badenes son peores.
Los badenes, al estar más bajos en el suelo y ser menos invasivos, son menos molestos para los equipos quitanieves. Sin embargo, algunos badenes de plástico están diseñados para ser retirados cuando llega el frío. Estos tipos de badenes pueden ser una excelente opción para las zonas que están cubiertas de nieve durante gran parte del año.